BLOG DE LA SECRETARÍA DE MOVIMIENTO OBRERO DEL PARTIDO COMUNISTA DE ARAGÓN


sábado, 25 de junio de 2011

JUSTICIA DE CLASE

De todos es sabido que es completamente falso que la Justicia esté al servicio del pueblo, sino que más bien está al servicio de los que controlan al pueblo. La separación de poderes en el capitalismo es una mentira como muchas otras, y que por la tanto, solo existe un poder, que es el que ejerce el capitalismo, los poderosos, los que de verdad mandan. Los cuales controlan todos los resortes del Estado.

El poder judicial está formado por unos señores supuestamente “imparciales” (je, je, esto da mucha risa) llamados jueces que interpretan las normas que hacen otros señores (en este caso la utilización del masculino no es gratuita) puestos en sus cargos con el permiso y vigilancia de los poderosos (véase banqueros, empresas de comunicación, grandes empresas…). Estos jueces suelen ser personas elitistas, que cual Dios poderoso miran por encima del hombro a las personas que no están a su altura social, y a las cuales pueden señalar con su dedo acusador en función de divinos designios sólo comprendidos por ellos.
Es decir, la Justicia sirve como elemento de control de clase, y como manera de no permitir que ninguna oveja se atreva a salirse de los límites marcados por los pastores.
Estos jueces, hartos de insolentes obreros que no entienden quien manda, últimamente están utilizando un recurso legal (la justicia no es justa, es legal) llamado temeridad procesal. Que es un nuevo elemento de ataque a la clase obrera y especialmente a su última línea de defensa, la que forman los sindicalistas que deciden asumir el verdadero papel que les corresponde, el de dar la cara por los demás y no escatimar esfuerzos en defender los derechos de la clase obrera.
Como se suele decir, para ejemplo un botón. Hace poco tiempo dos compañeros de CC.OO. en la fabrica zaragozana de Balay, se vieron en la obligación de denunciar ante la “justicia” las actitudes chulescas de la empresa, que incluso sobrepasaban lo permitido, que ya es decir. El problema residía en la interpretación diferente y abusiva que tiene la empresa sobre la disponibilidad de los trabajadores para con ella, es decir la llamada flexibilidad laboral. Estos compañeros recibieron el dictamen favorable de Inspección de Trabajo e incluso el reconocimiento de la propia empresa. Pero una jueza pensó que eso de ir denunciando a empresas no está nada bien y les ha multado por temeridad procesal, que consiste algo así como; “Ni se te acurra volver a denunciar a tu poderosa empresa, porque seguro que detrás de tu acción hay mala fe”. Para esta persona el querer defender el derecho de las trabajadoras y trabajadores al descanso es un acto de mala fe.
Esto es solo un ejemplo, pero por desgracia la utilización de estos recursos legales para atemorizar el trabajo sindical, es cada vez más común. Esto supone uno de los más graves ataques a la clase trabajadora, que intenta hundir directamente la capacidad sindical de denuncia y presión. Un nuevo ataque del que debemos aprender a defendernos.
Fernando Ibañez
Sº Movimiento Obrero PCA/PCE

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