Daniel Lacalle / enero 09
Hay que partir de dos previsiones nada halagüeñas: se va a acabar el año 2008 con cerca o algo más de 3 millones de parados, esto es un hecho, y se calcula que se llegará a los cuatro millones en el 2009, alrededor de un 17% de tasa de paro; en España la crisis económica, que se admite de forma generalizada que durará al menos dos años, puede ser más larga y más dura que en el resto de países económicamente avanzados. El presidente del gobierno espera que las instituciones y los analistas internacionales se equivoquen, y desde aquí, nosotros lo deseamos, no por salvarle la cara, sino por evitar los sufrimientos y penalidades de quienes ya están pagando la crisis, los trabajadores más desfavorecidos (1); pero los hechos no parece que hasta ahora hayan ido de acuerdo con esperanzas y deseos, más bien todo lo contrario.Por otro lado, el gobierno insiste en que por encima de todo se van a mantener, no se van a recortar, las prestaciones por desempleo, que, por cierto, se pagan con el salario directo e indirecto de los trabajadores, y los dos grandes sindicatos insisten en que no permitirán retrocesos en ese terreno. Para centrar este comentario es conveniente detenerse en algunas precisiones: ¿quién es un parado, o desempleado?, ¿qué parados tienen derecho a prestación por desempleo?, ¿por cuánto tiempo?, ¿en qué cuantía?Una persona en paro, o desempleada, es aquella que no tiene trabajo queriendo trabajar, esta es la realidad pura y simple. Pero al pasar a las estadísticas oficiales, esta realidad se muestra matizada y restringida, así, en la Encuesta de Población Activa, "se considerarán paradas a todas las personas de 16 o más años que reúnan simultáneamente las siguientes condiciones: sin trabajo, que no hayan tenido un empleo por cuenta ajena ni por cuenta propia durante la semana de referencia; en busca de trabajo, personas que hayan tomado medidas concretas para buscar un trabajo por cuenta ajena o hayan hecho gestiones para establecerse por su cuenta durante el mes precedente; disponibles para trabajar, personas que estén en condiciones de comenzar a hacerlo en un plazo de dos semanas a partir del domingo de la semana de referencia", los llamados desanimados, que consideran imposible encontrar empleo, habiéndolo buscado con anterioridad, y los que buscan empleo, pero no de forma activa (no se sabe bien qué es eso), son estadísticamente inactivos, no son considerados como parados (2). Hay que tener en cuenta que un trabajador/a debe reunir las tres condiciones señaladas para ser considerado un parado/a en las estadísticas y por los organismos oficiales, lo cual deja fuera de las mismas a una cantidad no despreciable de trabajadoras y trabajadores sin empleo y con deseos de trabajar. Se considera que esta bolsa de desempleados no reconocidos elevaría el paro entre un 30% y un 40% si se contabilizase.De ellos, de los/as parados/as estadísticamente existentes, tiene derecho a prestación por desempleo quien haya cotizado 360 o más días en los 6 últimos años; esto supone que solamente el 52% de los/as parados/as obtiene esa prestación. El tiempo por el que tienen derecho a la misma, que a su vez es una función del tiempo de cotización, va de un mínimo de 4 meses a un máximo de 24 y por una cuantía entre el 75%, mínimo, y el 170%, máximo, del SMI (en 2008 es de 600 euros/mes) para un/a trabajador/a sin hijos o del 100% al 195% (1 hijo) o 220% (2 hijos o más) del SMI, cifras a las que hay que descontar las retenciones por IRPF y del 65% de la cuota de la Seguridad Social (3).Esto, ¿qué significado tiene? En primer lugar, que el reclamo de gobierno y grandes sindicatos de que se van a mantener las prestaciones deja la situación como está, nada satisfactoria, porque supone que aproximadamente el 65% de los trabajadores sin empleo, contabilizados o no en las estadísticas oficiales, queda fuera del sistema. En segundo lugar, a la crisis se le calcula un periodo de duración de dos años, y dado que el 2009 va a comenzar con 3 millones de parados oficiales, los que cobren el paro lo verán agotarse en ese periodo, habrán ido perdiendo el derecho a percibir la prestación de forma progresiva; a comienzos del 2011, cuando con suerte comience a verse la salida, ninguno de ellos percibirá nada, y desde luego no parece fácil que hayan ido encontrando empleo, más bien habrán ido viendo como se incrementa el número de parados.Pero el problema en nuestro país no se limita al paro, por mucho que esté alcanzando proporciones no soportables. La clase trabajadora, la mayoría de sus componentes, sale de la fase de bonanza del ciclo económico y tras las sucesivas y casi permanentes reformas laborales acordadas por gobiernos, empresarios y grandes sindicatos (4), en una situación que puede ser definida como de precariedad y falta de derechos. Se puede hablar de "la cada vez más angustiosa situación de los trabajadores, con un mercado de trabajo en el que, partiendo de una situación de precariedad laboral y social para aproximadamente 7 de cada 10 trabajadores, el desempleo se dispara, la temporalidad aumenta, los contratos fijos han desaparecido, la pobreza afecta cada vez más a gran parte de asalariados y se criminaliza, explícita o implícitamente, a los inmigrantes económicos"(5).Con bajos salarios (1,3 millones de asalariados perciben cantidades inferiores al SMI), el salario de las mujeres un 30%, como media, inferior al de los varones de su misma edad, cualificación y trabajo, el salario de los jóvenes menores de 30 años también un 30% inferior al salario medio, casi 8 millones de asalariados fuera de la negociación colectiva y casi 7'5 millones en convenios de ámbito superior a la empresa, de difícil control y seguimiento, y con una cuantificación de la cobertura puesta en duda, no es fácil ser optimista.La aplicación de recetas neoconservadoras en el mercado de trabajo, con la polarización económica y social que ha acarreado, ha sido un absoluto fracaso, si lo que se pretende es una sociedad cohesionada y relativamente equilibrada. El pretender poner parches a semejante desaguisado no vale absolutamente para nada. Si los trabajadores y sus organizaciones no se movilizan para cambiar radicalmente las políticas no saldrán de esa situación, puesto que aquí nadie regala nada.
Hay que partir de dos previsiones nada halagüeñas: se va a acabar el año 2008 con cerca o algo más de 3 millones de parados, esto es un hecho, y se calcula que se llegará a los cuatro millones en el 2009, alrededor de un 17% de tasa de paro; en España la crisis económica, que se admite de forma generalizada que durará al menos dos años, puede ser más larga y más dura que en el resto de países económicamente avanzados. El presidente del gobierno espera que las instituciones y los analistas internacionales se equivoquen, y desde aquí, nosotros lo deseamos, no por salvarle la cara, sino por evitar los sufrimientos y penalidades de quienes ya están pagando la crisis, los trabajadores más desfavorecidos (1); pero los hechos no parece que hasta ahora hayan ido de acuerdo con esperanzas y deseos, más bien todo lo contrario.Por otro lado, el gobierno insiste en que por encima de todo se van a mantener, no se van a recortar, las prestaciones por desempleo, que, por cierto, se pagan con el salario directo e indirecto de los trabajadores, y los dos grandes sindicatos insisten en que no permitirán retrocesos en ese terreno. Para centrar este comentario es conveniente detenerse en algunas precisiones: ¿quién es un parado, o desempleado?, ¿qué parados tienen derecho a prestación por desempleo?, ¿por cuánto tiempo?, ¿en qué cuantía?Una persona en paro, o desempleada, es aquella que no tiene trabajo queriendo trabajar, esta es la realidad pura y simple. Pero al pasar a las estadísticas oficiales, esta realidad se muestra matizada y restringida, así, en la Encuesta de Población Activa, "se considerarán paradas a todas las personas de 16 o más años que reúnan simultáneamente las siguientes condiciones: sin trabajo, que no hayan tenido un empleo por cuenta ajena ni por cuenta propia durante la semana de referencia; en busca de trabajo, personas que hayan tomado medidas concretas para buscar un trabajo por cuenta ajena o hayan hecho gestiones para establecerse por su cuenta durante el mes precedente; disponibles para trabajar, personas que estén en condiciones de comenzar a hacerlo en un plazo de dos semanas a partir del domingo de la semana de referencia", los llamados desanimados, que consideran imposible encontrar empleo, habiéndolo buscado con anterioridad, y los que buscan empleo, pero no de forma activa (no se sabe bien qué es eso), son estadísticamente inactivos, no son considerados como parados (2). Hay que tener en cuenta que un trabajador/a debe reunir las tres condiciones señaladas para ser considerado un parado/a en las estadísticas y por los organismos oficiales, lo cual deja fuera de las mismas a una cantidad no despreciable de trabajadoras y trabajadores sin empleo y con deseos de trabajar. Se considera que esta bolsa de desempleados no reconocidos elevaría el paro entre un 30% y un 40% si se contabilizase.De ellos, de los/as parados/as estadísticamente existentes, tiene derecho a prestación por desempleo quien haya cotizado 360 o más días en los 6 últimos años; esto supone que solamente el 52% de los/as parados/as obtiene esa prestación. El tiempo por el que tienen derecho a la misma, que a su vez es una función del tiempo de cotización, va de un mínimo de 4 meses a un máximo de 24 y por una cuantía entre el 75%, mínimo, y el 170%, máximo, del SMI (en 2008 es de 600 euros/mes) para un/a trabajador/a sin hijos o del 100% al 195% (1 hijo) o 220% (2 hijos o más) del SMI, cifras a las que hay que descontar las retenciones por IRPF y del 65% de la cuota de la Seguridad Social (3).Esto, ¿qué significado tiene? En primer lugar, que el reclamo de gobierno y grandes sindicatos de que se van a mantener las prestaciones deja la situación como está, nada satisfactoria, porque supone que aproximadamente el 65% de los trabajadores sin empleo, contabilizados o no en las estadísticas oficiales, queda fuera del sistema. En segundo lugar, a la crisis se le calcula un periodo de duración de dos años, y dado que el 2009 va a comenzar con 3 millones de parados oficiales, los que cobren el paro lo verán agotarse en ese periodo, habrán ido perdiendo el derecho a percibir la prestación de forma progresiva; a comienzos del 2011, cuando con suerte comience a verse la salida, ninguno de ellos percibirá nada, y desde luego no parece fácil que hayan ido encontrando empleo, más bien habrán ido viendo como se incrementa el número de parados.Pero el problema en nuestro país no se limita al paro, por mucho que esté alcanzando proporciones no soportables. La clase trabajadora, la mayoría de sus componentes, sale de la fase de bonanza del ciclo económico y tras las sucesivas y casi permanentes reformas laborales acordadas por gobiernos, empresarios y grandes sindicatos (4), en una situación que puede ser definida como de precariedad y falta de derechos. Se puede hablar de "la cada vez más angustiosa situación de los trabajadores, con un mercado de trabajo en el que, partiendo de una situación de precariedad laboral y social para aproximadamente 7 de cada 10 trabajadores, el desempleo se dispara, la temporalidad aumenta, los contratos fijos han desaparecido, la pobreza afecta cada vez más a gran parte de asalariados y se criminaliza, explícita o implícitamente, a los inmigrantes económicos"(5).Con bajos salarios (1,3 millones de asalariados perciben cantidades inferiores al SMI), el salario de las mujeres un 30%, como media, inferior al de los varones de su misma edad, cualificación y trabajo, el salario de los jóvenes menores de 30 años también un 30% inferior al salario medio, casi 8 millones de asalariados fuera de la negociación colectiva y casi 7'5 millones en convenios de ámbito superior a la empresa, de difícil control y seguimiento, y con una cuantificación de la cobertura puesta en duda, no es fácil ser optimista.La aplicación de recetas neoconservadoras en el mercado de trabajo, con la polarización económica y social que ha acarreado, ha sido un absoluto fracaso, si lo que se pretende es una sociedad cohesionada y relativamente equilibrada. El pretender poner parches a semejante desaguisado no vale absolutamente para nada. Si los trabajadores y sus organizaciones no se movilizan para cambiar radicalmente las políticas no saldrán de esa situación, puesto que aquí nadie regala nada.
NOTAS.1.- Ver D. Lacalle, "¿Quién va a pagar la crisis económica?", "Las consecuencia de la crisis. El paro en la construcción" ambos en "Noticias Obreras" nº 1459 y 1468 respectivamente (HOAC, Madrid, julio y noviembre 2008) y "La crisis económica y los trabajadores" en "El Viejo Topo" dedicado a la crisis económica (El Viejo Topo, Barcelona, en prensa).2.- CCOO de Cantabria y FIM, "Situación socio-laboral de los jóvenes en Cantabria " nº 2, (CCOO, Santander, 2007), "Glosario" preparado por Eduardo Sánchez Iglesias.3.- Tomado de UGT, www.ugt.es/Dato Básico/presdesempleo.4.- D. Lacalle, "Las reformas laborales, ¿para qué sirven?" en "Noticias Obreras" (HOAC, Madrid, junio 2007).5.- D. Lacalle, "Las consecuencias de la crisis. . ." op. cit. De hecho, prácticamente todos los trabajos del nº 1468 de "Noticias Obreras" inciden en los diversos aspectos de esta situación.* Fundación de Investigaciones Marxistas
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