Silvia Sánchez
Rebelión
No cabe duda de que si mezclamos el franquismo más ultramontano con el neoliberalismo más puntero, nos sale el gobierno de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid.
La presidenta, que ganó las elecciones en el año 2003 gracias al pucherazo dado por las constructoras de la Comunidad (¿dónde están, por cierto, Sáez y Tamayo?), nos está metiendo en cintura a todos los madrileños con su política de privaciones, recortes en el gasto público, conciertos privados en la enseñanza, y ahora, también, prohibiciones intelectuales: la última jugada de esta presidenta franquista ha sido anular un curso sobre la memoria histórica dirigido a profesores de secundaria y primaria
El monográfico, titulado “Experiencias de historia oral en el aula” estaba organizado por el Centro de Apoyo al Profesorado (CAP) y el IES Sefarad Fuenlabrada. El programa del seminario y el cuadro de ponentes estaba cerrado, según el CAP, desde finales de diciembre. Pero a última hora, la Consejería de Educación envió un correo a los organizadores, en el cual se les comunicaba que la Consejería había decidido “no autorizar” la actividad. Los argumentos son que es un curso “excesivamente monográfico” y que repite el tema de un seminario organizado el curso escolar anterior. Sin embargo, más claro lo ha dejado una portavoz de la Consejería al explicar que la memoria histórica “no forma parte de las líneas prioritarias en materia de formación”. Sin comentarios. Solo recordar que cuando Esperanza Aguirre fue ministra de Educación en el primer gobierno de Aznar quiso denominar en el Currículo de Historia a la “Dictadura Franquista” con el nombre de “Período Franquista”. ¿Y por qué no el de “Democracia Orgánica”?
Desde luego que en Madrid se nos está poniendo la cosa fea. Había que ser muy ingenuo para pensar que el precedente que marcó la criminalización de los médicos del Severo Ochoa nos iba a salir gratis al resto del funcionariado. A los profesores no nos van a acusar de asesinar pacientes, pero sí pueden acusarnos de narcoterroristas o, sencillamente, de rojos a la vieja usanza. Hace poco leía en un artículo de la FAES (1) por qué la enseñanza tenía que ser privada: resulta que la enseñanza pública es un coladero para rojos que luego dan clase impunemente como si tal cosa. Es un aviso de lo que nos espera. O mejor dicho, una amenaza (2).
Notas:
(1) Cfr. El artículo es una crítica furibunda al libro Educación para la Ciudadanía de la Editorial Akal, cuyos autores, Carlos y Pedro Fernández Liria son profesores de Universidad y de Secundaria respectivamente. Para impedir que gente así pueda llegar a dar clase, el artículo abogaba por suprimir la enseñanza pública en general. Puede leerse en http://www.libertaddigital.com/ilustracion_liberal/articulo.php/791
(2) Hace solo unos días que la Comunidad de Madrid canceló otro curso destinado a profesores, esta vez en San Lorenzo del Escorial. Como informó El Plural, se trataba de un seminario sobre la enseñanza de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, de la que Aguirre se ha mostrado totalmente contraria advirtiendo incluso que facilitará la objeción de conciencia en la región.
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